La mayor parte de las personas, hacemos una clara diferenciación entre el trabajo y el juego.
Dividimos nuestra vida entre trabajo y disfrute. Separamos las dos partes y levantamos un alto muro entre ellas para evitar cualquier interferencia, como si no pudieran coexistir. La consecuencia de esto es que nos condenamos a vivir al menos 8 horas de nuestro día sin ilusión
¿De verdad que es eso lo que tu quieres? ¿Tiene algún sentido a pasar un tercio de tu vida infeliz? ¿Podría ser distinto?, Alan Watts en este vídeo nos da otra visión.
https://youtu.be/aqlHHxVcU1U
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