A todos nos pasa que el día a día nos absorbe de tal manera que se nos pasa el tiempo sin casi darnos cuenta. Muchas veces tenemos al sensación de estar haciendo cosas sin parar pero, pocas o ninguna de ellas nos aporta la sensación de bienestar que nos gustaría sentir.

La semana pasada trabajaba con un cliente precisamente en aumentar su tiempo de disfrute. Se quejaba de hacer la mayor parte del tiempo cosas que no le aportaban ningún placer pero que tenían que hacerse. Le quitaba tanto tiempo y tanta energía cuando acababa con esas tareas tediosas ya no tenia ganas de nada más.

Juntos identificamos alguna actividades que le podían aportar ese disfrute que buscaba y al mismo tiempo identificamos, dentro de las actividades tediosas, algunas cosas que podía dejar de hacer. No eran grandes cosas, pero si eran cosas suficientes para inclinar la balanza en la dirección contraria.

Aumentar tu nivel de disfrute no implica hacer grandes cambios algo que casi nunca es posible, simplemente introducir pequeñas mejoras pueden marcar la diferencia.

Igual que hice con él te propongo un ejercicio.

1 Haz dos listas: En la primera, escribe todas aquellas cosas de las que te gustaría tener más en tu vida. Aquí todo cabe, desde pasar más tiempo con tu familia hasta sacar tiempo para ir al gimnasio o simplemente tener tiempo para sentarte tranquilamente a escuchar música o leer un libro. Al lado de cada cada cosa marca el tiempo que necesitarías tener para hacerlo.

En la segunda, refleja todas aquellas cosas tediosas que te gustaría dejar de hacer. Igual que en la lista anterior escribe el tiempo que te lleva la realización de cada una de esas tareas.

2. Analiza. Una vez que tengas la segunda lista tan completa como sea posible analízala, teniendo en cuenta las siguientes preguntas:

¿Es todo lo que tienes en la lista absolutamente necesario? Muchas veces nos fijamos nosotros mismos compromisos que no son importantes para nadie.

¿Eres tu la única persona que puede hacerlo? Es muy común que nos creamos imprescindibles y nos cargamos con cosas que otra persona puede hacer y que además las disfrutaría mucho más que nosotros.

¿Cómo puedes organizar el trabajo para evitar que ocupen tanto tiempo? Quizá puedas dedicar un día a la semana para hacer ese trabajo, en lugar de estar toda la semana trabajando en lo mismo.

¿Podría hacer estas cosas en otro momento que me permitiera ser más eficiente con mi tiempo? Hacer unos pequeños ajustes horarios nos permite aprovechar mucho mejor el tiempo. Por ejemplo, adelantar la hora de salida 15 minutos puede que, en algunos casos, signifique librarnos de la hora punta y por lo tanto el tiempo necesario para el trayecto desde casa a la oficina se reduzca considerablemente.

3. Tiempo ganado: Después de este último análisis, escribe al lado de cada cosa el tiempo que acabas de dejar libre.

4. Elige y sustituye: Regresa a la primera lista y elige entre todo lo que deseas hacer, que cosas se adaptan mejor a los huecos que te has dejado.

Esa es una manera muy simple de liberar algo de tu tiempo y de realmente definir que es lo que tienes que hacer y cuando.