¿Cuántas veces has escuchado o leído la frase “sigue tus sueños”? Actualmente cualquier blog de motivación, autoayuda o coaching te hablará de la importancia de seguir tus sueños. Yo también he escrito más de un post sobre el tema y es que, atreverte a seguir tus sueños, es muy importante para vivir una vida plena.
Pero, ¿qué te parece si le damos la vuelta y hoy, en lugar de invitarte a seguir tus sueños, te invito a seguir tus miedos?
No me mal entiendas, no pretendo que te pongas en peligro o que te dediques hacer cosas absurdas. Te propongo que escuches tus miedos sanos. Esos que se instalan en tu estómago cuando te enfrentas a un proyecto que te motiva. Esos que se activan en el momento en que decides empezar algo que te ilusiona.
Esos miedos tienen varias caras pero una voz común. Ponen en duda que seas capaz, te invitan a ni siquiera intentarlo y te aseguran que si sigues por ese camino solo vas a conseguir ponerte en ridículo. Su única intención es frenarte, mientras que tú, en tu fuero interno, sabes que es el camino que debes seguir.
Esos miedos son la señal inequívoca de que estás en el camino correcto. Cuanto mayor sea tu proyecto, mayor será tu miedo. Cuanta más luz tenga, más protestarán las sombras. Cuanto más importante y necesario sea para ti, más alto hablaran tus saboteadores. Esas vocecitas protegen el status quo, luchan por mantener el equilibrio establecido e intentarán parar cualquier proyecto que persigas que implique un crecimiento sustancial.
Ese es el miedo al que te estoy invitando a seguir y te propongo que lo utilices como baremo para juzgar la importancia real que la consecución del objetivo tiene para ti.
Cuando se activen todas las alarmas en lugar de salir corriendo, ármate de valor, respira hondo y pelea más duro. Cuanto más alto griten tus saboteadores más importante será para ti el objetivo, más te te enriquecerá alcanzarlo y mayor crecimiento te aportará.
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