Dedicar tiempo a cuidar tus relaciones es una de las actividades que mas contribuyen a elevar los niveles de felicidad.

Somos animales sociales, necesitamos el grupo para sobrevivir y el orgullo de pertenencia existe en todos nosotros. Saber que somos parte de algo, sentirnos necesitados, escuchados y queridos son necesidades básicas pare el ser humano.

Pasar el tiempo con tu familia y tus amigos es importante para desarrollarte como persona. En este entorno nos permitimos ser auténticos, sinceros y humanos, sin embargo, la mayor parte de nuestro tiempo no lo pasamos en este entorno.

Dedicamos al trabajo más de 8 horas diarias. Pasamos con nuestros compañeros y clientes, más tiempo que con nuestras propias familias y sin embargo aquí rigen otras reglas. Hemos hecho de profesionalidad y humanidad dos conceptos antagónicos y sin embargo uno tiene un efecto multiplicador sobre el otro.

Es fácil olvidar que los negocios y la vida giran alrededor de estrechar lazos humanos. Las personas hacemos negocios con aquellos con los que nos sentimos a gusto y nos hacen sentir bien. Solo tienes que pensar en tus propias costumbres. ¿Qué es lo que te hace ir una y otra vez a la misma tienda? ¿Qué es lo que te puede hacer que te desplaces más lejos para ir a un taller y no vayas al que tienes más cerca y que inicialmente es igual?

Probablemente la respuesta sea la misma: Las personas son las que marcan la diferencia. Las personas son las que te hacen inclinar la balanza en una u otra dirección.

Nos gusta estar con la personas en las que confiamos, y para confiar en la gente tenemos que sentir que para ellos somos importantes. Ese sentimiento solo se puede generar involucrándonos en sus vidas y dejándoles un espacio en las nuestras.

Por esto, invierte en tus relaciones sociales también en tu trabajo, implícate con la gente, conóceles y deja que ellos te conozcan. Baja las barreras tus barreras y veras caer los muros de tus alrededor. Permítete ser más humano y el esfuerzo se pagará con creces.