Si quieres ser más feliz, haz más cosas que te hagan feliz.
¿Suena a perogrullo verdad? Es curioso, todos queremos ser más felices  pero no nos paramos ni siquiera a pensar como podríamos facilitarlo.

El otro día comiendo con amiga, se quejaba de la cantidad de complicaciones que había que asumir en el día a día y el poco tiempo que la quedaba para el disfrute.

La pregunté si podía recordar algún periodo de su vida en la que de verdad pudiera sentir que estaba disfrutando y cuáles eran las cosas que le hacían disfrutar. Enseguida se refirió al principio de su relación de pareja. Entonces, disfrutaba simplemente yendo a tomar un cerveza después de trabajar o alquilando una película  y preparando unas palomitas para verla tranquilamente después de la cena.

La relación con su pareja seguía siendo buena, pero echaba de menos esos momentos de disfrute sencillo, que la permitía recargar pilas de una manera relajada y sin necesidad de grandes acontecimientos. ¡Llevaba años sin hacer algo tan simple como ver una película mientras comía palomitas! El día a día la había atropellado y esas cosas que antes la había dado tanto placer, quedaban postergadas a un mejor momento que curiosamente no llegaba nunca.

Estamos de acuerdo que en un mundo acelerado, todos tenemos muchas cosas que hacer. Todos tenemos responsabilidades pero, no buscar un rato para hacer algo que te gusta y que te hace sentir bien, es una gran irresponsabIlidad por tu parte.

Parafraseando al psicólogo canadiense, Nathaniel Branden,“para el hombre, el placer no es un lujo sino una profunda necesidad psicológica”  Branden,  especialista en autoestima y en la conexión que esta tiene con la salud mental, consideraba esos momentos de disfrute indispensables para recargar las pilas y para devolver el equilibrio a nuestra vida.

Cuando nos paramos a pensarlo, nos damos cuenta de que no son las grandes cosas las que nos dan placer. Son cosas simples y sencillas, que no hay motivo para no continuar haciendo y que solo necesitan un poco de atención y planificación

Si quieres recuperar la sensación de disfrute, empieza por hacer cosas que te hacen disfrutar y para eso es imprescindible que encuentres  tiempo para ti. Nada, nos dará placer si lo hacemos con prisa. Igual que aprendemos a catar un buen vino o una buena comida, deberíamos convertirnos en catadores de vida.  Aprender a dar a cada cosa su tiempo, a saborear cada experiencia para descubrir todos sus matices, colores, sabor…

Hazte un hueco en tu agenda, fija día y hora, comprométete a hacerte un regalo. Date ese gusto y empieza a disfrutar de lo que la vida te puede ofrecer.