La vida es una sucesión de elecciones. Unas veces serán elecciones más grandes y otras veces más pequeñas pero independientemente de su trascendencia, cada minuto de nuestra vida conlleva una elección. No es posible vivir sin elegir, incluso la “no elección” implica una elección en si misma.

Pocas veces somos conscientes de ello. Con demasiada frecuencia pensamos que no tenemos el poder de elegir y son, entonces, las circunstancias de la vida las que controlan el resultado.

Más a menudo de lo que os gustaría, nos vemos sobrepasados por los acontecimientos sin más margen que el de reaccionar a lo que pasa y, en muchas ocasiones, ni siquiera tenemos tiempo para planteamos si habría otra manera de hacer las cosas.

El ser humano es libre de tomar sus decisiones en cualquier momento de su vida y no hay nada que deba hacer si no desea hacerlo. No somos víctimas de nuestras circunstancias, ni de nuestra historia, ni de nuestras decisiones anteriores.

Nada queda “grabado en piedra”. Tenemos un mundo de opciones y perspectivas delante de nosotros y podemos tomar la dirección que queramos en cada momento con independencia de que decisión hubiéramos tomado un mes, una semana o cinco minutos antes.

Esto que resulta tan fácil de decir, quizá no es tan fácil de llevar a cabo cuando las circunstancias de la vida nos atropellan.

Aún cuando no seamos capaces de elegir, estamos eligiendo no hacerlo y eso nos traerá determinadas consecuencias, o estamos entregando a otra persona el poder de que elija por nosotros y eso, en sí mismo, ya tiene una repercusión en nuestra vida a la que, además, habrá que sumar la repercusión que tenga la decisión que esta persona tome.

Seamos conscientes o no, antes de cada acción ha habido una elección y esas sucesión de elecciones son las que van determinando la vida que vivimos y dando forma a la persona en que nos convertimos.

Hacer elecciones conscientes es fundamental para poder vivir la vida que realmente queramos y, por esto es importante parar de vez en cuando, para simplemente comprobar si eres tú el que está dirigiendo tu vida o si te estás dejando llevar.