¿Tú que opinas? ¿Realmente se puede cambiar o venimos genéticamente determinados?
¿Qué es lo que más pesa en una persona, su genética o su educación?

Esto es algo que se estudia desde hace tiempo en el campo de la Psicología. ¿El hombre nace o se hace? No te sorprendas si no encuentras mucho consenso en la respuesta a esta pregunta.

La investigación más importante en este campo y más influyente en la psicología fue el estudio de los Gemelos de Minnesota realizada por David Lykken.

Se realizó con gemelos homocigóticos, idénticos, separados al nacer. O sea, misma genética pero distinta educación. El objetivo del estudio fue comprobar hasta que punto las vidas de los hermanos gemelos, que no se habían visto nunca antes, era similar, lo que pondría el peso  en la genética, o distinta, con lo que el peso estaría entonces puesto en la educación. .

Los resultados fueron sorprendentes. Había similitudes tan extraordinarias que los investigadores concluyeron que los genes eran determinantes y que la educación tenía poca o ninguna influencia.

La importancia de las conclusiones fue tal,  que las recogieron todos los periódicos incluyendo el New York Times. De esta manera la creencia de que «el ser humano nace” se instaló en la mente
de muchos marcando su vida para siempre.

Si esta conclusión fuera cierta, sus efectos serían dramáticos para la humanidad. Si lo único que podemos hacer es conformarnos con lo que la lotería genética nos aporta, ¿qué necesidad tendríamos entonces de esforzarnos? y ¿cuál sería la responsabilidad real que tendríamos sobre nuestros actos?

Sin embargo sabemos que el cambio es posible. Todos tenemos evidencias de que las personas cambian. Todos conocemos personas que han cambiado. No es fácil ni rápido, pero es posible.

La mayor parte de los psicólogos y de las personas en general, cuando afirman que no es posible cambiar, lo dicen apoyándose en el error del promedio. En conjunto, la gente no cambia. La mayoría de las personas no cambian, pero hay quienes sí lo hacen. Hay personas que son la excepción de la regla y también las había entre el grupo de gemelos.

Este planteamiento nos devuelve el control de nuestro destino. Creer que el cambio es posible, saber que los genes tienen importancia pero que todavía podemos hacer algo para marcar una diferencia en nuestra vidas nos lleva a un comportamiento muy diferente y probablemente a una vida muy distinta.