Esta fin de semana he tenido una experiencia muy curiosa. La vida me ha puesto en el mismo lugar y haciendo prácticamente lo mismo que hacía hace poco más de un año.

Un montón de recuerdos, emociones y sentimientos se despertaron de golpe y se pusieron a bailar en mi estómago. Estaban preparándome para vivir momentos complicados, como los que viví entonces. En mi cabeza saltaron todas la alarmas y tuve que hacer esfuerzos para evitar salir huyendo.

Al poco tiempo, a pesar de que continuara con todas las antenas desplegadas, empece a hacerme consciente de como ese baile de mi estómago iba dejando paso a una sensación de tranquilidad y paz.

La sorpresa inicial fue transformándose en una sonrisa al darme cuenta de que, en contra de mis predicciones, ya nada era igual. El sitio era el mismo, lo que estaba viviendo también, pero lo más importante y lo que marcaba toda la diferencia es que yo era completamente distinta. Poco tenía que ver con la persona perdida e insegura que ocupaba ese espacio hace poco más de un año.

Simplemente me deje llevar y disfruté el momento. Comencé a bailar la vida, al tiempo que agradecía todo lo que he vivido este último año. Utilizando una frase de Steve Jobs, “los puntos no se unen mirando hacia adelante, se unen mirando hacia atrás” ahora miro hacia atrás y veo como todo lo que ha pasado adquiere todo el sentido.

Si estás viviendo un momento complicado y si la experiencia ajena puede servirte de algo, solo quiero hacerte llegar un poco de luz. Sigue caminando hacia adelante, no te rindas ni te machaques, no te victimices, ni juzgues al mundo, simplemente camina, deja que la vida te vaya sorprendiendo y poco a poco te irás dando cuenta de lo que guarda para ti.