El deseo de ser feliz es un deseo común en el ser humano. No importa cual sea tu nivel actual de felicidad, seguro que te gustaría ser más feliz. Pero, ¿sabemos que es lo que realmente nos hace felices?

Si lo primero que te ha venido a la mente ha sido algo parecido a ganar más dinero, tener más tiempo, cambiar de trabajo o cambiarte a una casa más grande, te vas a llevar una sorpresa. Nada de esto hará aumentar tu felicidad de manera sustancial y mantenida en el tiempo.

Todas esas cosas e darán una sensación de mayor felicidad durante un corto espacio de tiempo, pero tan pronto como te acostumbres a tus nuevas circunstancias, volverás al mismo nivel de felicidad que tenías antes.

Esto no quiere decir que el objetivo de ser más feliz no sea alcanzable. Simplemente quiere decir que no lo hacemos de la manera adecuada. Ponemos la atención en cosas equivocadas mientras que lo que de verdad nos puede dar la felicidad nos pasa desapercibido.

Según Sonja Lyubomirsky, en nuestro nivel de felicidad inciden, en distintos porcentajes, tres causas principales : Genética, Comportamiento o Actitud hacia la vida y Circunstancias particulares.

El 50% de nuestro nivel de felicidad viene definido por nuestros genes, igual que nuestra constitución o nuestro peso. El 40% es atribuible a nuestro comportamiento o actitud hacia la vida, y solo un 10% podría atribuirse a las circunstancias particulares de nuestra vida, incluyendo en este 10 por ciento el nivel salarial, la salud y la familia

Así, como Lyubomirsky nos explica en su libro “The How of Happiness», nos encontramos con que la llave de la felicidad no está en cambiar nuestro mapa genético, algo imposible, ni en cambiar nuestras circunstancias, algo que probablemente no dependa solo de nosotros, la llave de la felicidad reside en nosotros mismos, en como vemos, pensamos y actuamos ante los acontecimientos del día a día.

Lo extraordinario de este descubrimiento es saber que en un 40%, nuestro nivel de felicidad está bajo nuestro control y que contamos con un amplio rango de maniobra para aumentarlo. Lo sorprendente, al mismo tiempo, es hacernos conscientes de que ya no nos sirven las excusas ni el tratar de hacer a otro responsable como nos sintamos.