Puede que no nos demos cuenta pero cada segundo de nuestra vida estamos tomando decisiones, estamos diciendo sí a determinadas cosas y no a otras tantas.
Es posible que en la mayoría de los casos tomemos las decisiones sin prestar demasiada atención y sin darnos mucha cuenta de lo que estamos haciendo, sin embargo, si lo hacemos de manera consciente, una decisión puede cambiar radicalmente nuestra vida.
Todas las decisiones implican una elección, lo hagas consciente o inconscientemente. Hasta ese momento, hasta el instante en que finalmente elegimos, estamos en el terreno de las infinitas posibilidades. Aquí podemos mantenernos el tiempo que nos parezca oportuno, analizando cientos de perspectivas y valorando las opciones más diversas.
A ese lado de la línea todo va de analizar, estudiar, calcular y suponer. Podemos mantenernos aquí sin asumir ningún compromiso y sin más actividad que la intelectual. Estamos en el mundo de las ideas donde todo es posible pero nada pasa, ya que para que pase, tenemos que elegir y actuar.
Una vez hecha una elección las posibilidades infinitas desaparecen. Solo queda aquello que hayamos elegido y lo que conlleve. En el momento de la elección, cruzamos una línea que nos lleva del mundo de la ideas, al mundo de lo concreto. Hemos definido lo que queremos y a partir de este momento sólo nos queda pasar a la acción para alcanzar nuestro objetivo.
Cuando hacemos cualquier elección, grande o pequeña, fácil o difícil, estamos diciendo SÍ a algo y al mismo tiempo, estamos diciendo NO a otras cosas que quedan en un segundo plano o simplemente pospuestas hasta mejor ocasión.
Por ejemplo, si eliges ir a la montaña en verano, estás diciendo NO a ir a la playa. Si eliges tener una gran carrera profesional, es seguro que estás diciendo SI, a trabajar duro, a prepararte a fondo, a echarle horas, a poner todo tu corazón. Al mismo tiempo, consciente o inconscientemente estas diciendo NO a tener más tiempo libre, a viajar en cualquier momento por placer, a dedicarle el tiempo que te gustaría a tu familia o a tus amigos….
El no tener en cuenta los dos lados de la balanza es lo que hace que nuestras elecciones sean más parecidas a una carta de intenciones que a un compromiso real. Por esto, no nos debe sorprender cuando, a pesar de que, teóricamente, hayamos decidido hacer algo, muchas veces no veamos ese algo materializado.
Sin embargo, cuando haces una elección de manera consciente, cuando has dedicado tiempo a analizar pros y contras, cuando realmente sabes a que has dicho sí y a que has dicho no y a pesar de todo vas a por ello, no importará el esfuerzo personal que pueda suponer.
Tu compromiso con lo que has elegido es tan potente y la energía que movilizas es tan poderosa que te empujará hasta tu destino con absoluta determinación.
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