La mayoría de las personas somos reacias a correr riesgos. Si tenemos que elegir entre una situación que consideramos segura, pero que no nos satisface completamente y otra que nos ilusiona pero que entraña algún riesgo por que no la conocemos o no la controlamos al 100%, en una gran mayoría de los casos la balanza se inclinará hacia el lado de la seguridad.