Existe una anécdota de Pablo Picasso que, aunque no he podido comprobar que sea verdadera, me ha dado pié para escribir esté post y quiero compartirla con vosotros.
Estaba Picasso paseando por un mercado, cuando se le acercó una señora americana con un pequeño trozo de papel y le dijo, “Picasso por favor, soy una gran seguidora suya, enamorada de su arte, ¿me haría usted el favor de dibujar algo para mi, en este pequeño trozo de papel?”
Picasso sonrió, cogió el papel que le daba la señora y en treinta segundos dibujó una pequeña obra de arte. Le devolvió el papel a la señora diciendo “Aquí lo tiene señora, le va a costar un millón de dólares”.
La mujer indignada le increpó, “¿cómo es posible que me quiera cobrar un millón de dólares por algo que ha tardado treinta segundo en hacer?”
“Señora”, contestó Picasso, “he tardado treinta años en ser capaz de hacer este dibujo en treinta segundos”.
Esta anécdota viene al caso porque, en la sociedad actual, es cada vez más común creer que alcanzar el éxito tiene más que ver con la suerte que con el compromiso y el esfuerzo.
Podemos pasar la vida quejándonos sobre lo que no nos gusta y suspirando por lo que nos gustaría tener pero, si alcanzarlo implica comprometernos a la realización de algún esfuerzo de manera continuada, nuestro compromiso desaparece como el azúcar en el café.
Por mi profesión, tengo la enorme suerte de rodearme cada día de personas fuertes y valientes que se atreven a dar un paso hacia adelante para salir de una situación de estancamiento y hacer realidad un sueño. Son personas dignas de admiración por el nivel de compromiso que tienen con ellas mismas y su disposición para esforzarse todo lo que haga falta hasta alcanzar su objetivo.
Pero, lo que también encuentro cada día, es que no todos los que declaran querer un cambio en su vida, están realmente dispuestos a dedicar la energía y la voluntad necesaria para poner ese cambio en marcha. Algunas personas tienen una enorme facilidad de hacerse trampas al solitario y a pesar de que declaren que están decididos a ir a por todas, el tiempo demuestra que el compromiso es tan débil que tiene más de lista de deseos que de propósitos propósitos reales.
Es muy común pretender que el solo hecho de desear que algo pase, sea suficiente para que se haga la magia y que, casi sin darnos cuenta, nos encontremos con que hemos adelgazado 20 kilos, hemos escrito un libro que además se ha convertido en bestseller o simplemente, han desaparecido los problemas que tuviéramos en el trabajo ya que nuestro jefe a dimitido y nos han dado su puesto.
Si perteneces a este grupo, lamento darte una mala noticia, los milagros existen, pero solo para el que se los curra y si quieres magia tienes que fabricártela tú. Por mucha ayuda que busques y por mucha ayuda que tengas, el sudor es tuyo y será tuyo un día tras otro hasta que como Picasso seas capaz de hacer una obra de arte en 30 segundos.
Alcanzar tus sueños o cambiar tu vida, no es tarea fácil. Por eso, antes de empezar a invertir tiempo, dinero y energía, sería bueno que te aseguraras de que estás realmente comprometido con tus objetivos y preparado para luchar por ellos.
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