El mundo en el que vivimos, con un trabajo cada vez más absorbente y en el que las nuevas tecnologías nos facilitan el estar siempre conectados, los niveles de ansiedad, estrés y desmotivación son cada vez más elevados.

Cada vez son más las personas conectadas al trabajo las 24 horas del día, los 7 días de las semana y esta conexión no es beneficiosa ni para el trabajo ni para el individuo. No solo nos hace infelices también mata la creatividad y la productividad.

Existen pocas probabilidades de que seamos capaces de variar el ritmo que llevamos, pero lo que si es posible incluir ciertas tácticas que nos permitan hacerlo más llevadero. Pequeños cambios en la manera de hacer las cosas pueden marcar la diferencia entre estar centrado en tu trabajo y con energía cuando llegues a casa o sentir que te arrastras durante el día y que llegas a tu casa extenuado.

Para mantener un ritmo de trabajo sano debemos de contemplar unos periodos de recarga. Incluso los mejores atletas incluyen ese tiempo de recarga como parte de su entrenamiento diario.

Evita correr de una reunión a la siguiente. Date 15 minutos de descanso. Te servirán para cerrar un tema antes de abrir el siguiente, registrar lo que has hecho y prepararte para los que tienes que hacer.

Se honesto con lo realmente prioritario. Muy menudo somos nosotros mismos los que nos sometemos a la máxima presión y nos forzamos en terminar temas que podrías posponer sin grandes problemas.

Trabaja en bloques de 90 minutos y toma 10 de descanso entre ellos. Bebe agua, levántate de la silla y comenta con tus compañeros. Te ayudará a trabajar más centrado y a mejorar las relaciones con tus colegas.

Reserva tiempo en tu agenda sin contenido y utilízalo para poder dedicar más tiempo a las cosas que consideres más importantes.

Cuida tus periodos de descanso. Desconecta el email durante los fines de semana. Pocas son las cosas que no pueden esperar hasta el lunes y si pasa alguna de ellas, seguro que saben como contactarte.

Busca tiempo para hacer ejercicio. Correr, ir al gimnasio, jugar al padel… Lo que más te guste, pero reserva un rato cada día para hacer ejercicio. Te permitirá soltar presión y generar bienestar para el resto del día.