El miedo al fracaso es algo que todos tenemos en mayor o menor medida. Probablemente a nadie le deja imperturbable la idea de fracasar, en eso todos somos iguales, pero lo que hacemos a partir de aquí difiere mucho de persona a persona y probablemente tenga una relación directa en la autoestima, en la confianza sobre nuestras capacidades y desde luego en nuestro nivel de felicidad.
Existen solo dos manera de tener éxito en la vida. La primera arriesgarse, trabajar duro, involucrarse, superar los posibles errores y finalmente alcanzar el éxito. La segunda es más simple, bajar el nivel de las expectativas. Si en vez de ir a por un 10 te conformas con un 7, será mucho más fácil que alcances el éxito y probablemente te dejes menos plumas por el camino.
La diferencia entre una manera y otra es el la sensación que te deja cada una en el cuerpo. Si para alcanzar el éxito, has optado por bajar tus expectativas, partes de una posición de derrota ya que no te has creído capaz de ir más allá y el sentimiento que te genera alcanzar tu meta no tiene nada que ver con el que tendrías si hubieras hubieras optado por la primera opción, si hubieras confiado en ti y te hubieras atrevido a ir a por todas.
Es seguro que bajar tus expectativas en la vida, en general, te hará fracasar menos, pero también a la larga, tendrás éxitos menores y lo que es más importante, la opinión que tendrás de ti mismo será mucho peor.
Atreverte a arriesgar, aunque a corto te haga tener más fracasos, tiene una serie de ventajas que van a beneficiar a tu autoestima, el nivel de confianza en ti mismo y consecuentemente a tu felicidad.
Aquí te dejo las tres ventajas principales.
Mejora la opinión que tienes de ti mismo: Según la teoría de Auto percepción de Daryl Ben, nos generamos la opinión que tenemos sobre nosotros mismos de la misma manera que lo hacemos sobre los demás, fijándonos en el comportamiento.
Si nos vemos cayendo y levantándonos, trabajando duro y peleando por lo que queremos, nos daremos cuenta de que creemos en nuestras capacidades, de que no nos achican la dificultades y la opinión que nos generará sobre nosotros mismos será positiva.
Cuanto más altas sean mis expectativas y más me tenga que esforzar para alcanzarlas, aunque implique que a veces me caiga, más aumentará mi nivel de autoestima, más me gustaré a mi mismo y consecuentemente más feliz seré.
Superar el miedo al fracaso: Si evitamos el riesgo podremos, eventualmente, llegar a evitar el fracaso y eso, aunque nos parezca lo contrario, no es bueno. Si nos esforzamos en evitar el fracaso podemos crearnos una idea distorsionada de lo que el fracaso supone.
El miedo a fracasar, a menudo, genera mayor dolor que el del fracaso en si. Si nos damos permiso para fracasar, nos daremos cuenta de que somos capaces de recuperarnos del dolor que nos causa. Podremos comprobar que el proceso de recuperación no es tan largo ni tan duro como inicialmente creíamos y aunque, naturalmente, no es algo agradable podremos ponerlo en su justa medida.
Aumentar el índice de éxito: No es coincidencia que las personas que han tenido más éxito han sido las que más han fracasado. Han sido los que se han arriesgado mas, los que han hecho más experimentos y eso aunque les haya echo fracaso a corto, les ha hecho alcanzar mayores éxitos a largo plazo.
Por estas razones y por muchas más que seguro que ya conoces, deja de jugar pequeño. Ve a por todas y si tienes miedo, ¡hazlo con miedo!
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